viernes, julio 09, 2010

Ciudades

Las ciudades son de agua. A veces manantial, a veces tsunami, pero siempre de agua. En ellas encontramos el elemento que permite la creación de nuestra vida urbana y colectiva, tanto como en ellas nos topamos con la vorágine que hace insegura nuestra existencia precaria y frágil. Como ríos que siempre cambian y siempre son los mismos, las ciudades se nos transforman como cascadas efervescentes antes de que nos adaptemos a ellas. Obra de nuestra creación, nos devoran si no las bien criamos.

Las ciudades son de agua. A veces quietas y profundas, a veces revueltas e intempestivas. En sus cauces transcurren nuestras historias como gotas que colman vasos, como lágrimas y sudores corporales que le dan forma de esqueleto incandescente cuando se iluminan en la noche, como enjambre de luciérnagas y juegos pirotécnicos. En ellas nacemos, nos alimentamos, nos reproducimos y nos morimos, como si no hubiera más valles que poblar, costas que inundar ni montañas que consagrar.

Las ciudades son de agua y nuestras vidas van pletóricas surcándolas dentro de submarinos amarillos. Entre sus deltas, que son avenidas y calles, se asoman nuestros edificios y casas como corales, mientras el tiempo se vuelve líquido y la vida se licua entre amontonamientos y apresuramientos. Ya no hay vida simple, sólo citas y trámites que nos ahogan como hielos gaseosos y asfixiantes.

Las ciudades son de agua y sus vidas latentes más anchos caudales y más óptimos raudales pueden tener si nuestras voces participativas las enaltecen, las definen y las defienden como vigías ciudadanos que les dan sentido y orientación, viabilidad y sustentabilidad.

Las ciudades son de agua y en sus profundidades nos escondemos cuando queremos estar solos en medio de todos. Entonces la libertad se vuelve burbuja y su entorno pieles humanas y deseos de humedad, como pregona el trovador. El anonimato es un señor que vive en la guarida de una calle sin nombre y sin número, pero con ventanas y salidas de emergencia.

Pero si las ciudades son de agua, nuestra vocación es de sed. Por eso ahora este ciudadano andante comienza su periplo por las ciudades de Zona U, y lo comienza de su brazo. Bienvenidos.

(Artículo publicado en la revista digital Zona U en la semana del 14 al 20 de junio del 2010)

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