sábado, enero 30, 2010

Bienvenidos


A Citlalli y Nacho; a Emmanuel y a Claudia, especialmente

Hay veces que el corazón llora como sangrando y hay veces que el corazón llora como cantando. Hay veces que uno no entiende nada y se quiere morir; y hay veces que uno comprende todo y se siente revivir.

Hay veces que la tristeza se da sin justeza, que la conmoción es inconmensurable, que la desolación llega sola, sin anunciarse, sin evitarse, como cuando el corazón llora como sangrando. Así fue aquella madrugada en que se los llevaron, como si no supieran quienes son, como si con su rapto nos hubiesen querido arrancar el coraje y la convicción, como si no fueran sólo esos muchachos locos que un día luminoso decidieron ofrendarse para cambiar su país, para llenarlo de las alegrías que una noche oscura nos quisieron negar, aquellos jóvenes irredentos que se abrazaron a una utopía y se fueron a dibujar en las paredes de nuestros hogares el rostro del hombre y la mujer nuevos que se nos preñaron en la esperanza.

Y hay veces que la alegría se da como alegoría, como si fuera la felicidad, como si fuera aquél último abrazo que se quedó aferrado a la piel y sus entrañas -antes de la sorpresa, antes del estupor-, como si fuera una bandera ondeando, como si fuera la palabra empeñada, como si fuera un canto con sus puños y sus brazos abiertos, como si fuera el ánimo exaltado en la consagración festiva del espíritu, como si fuera un corazón que llora cantando. Y así fue, alegre y ondeante, la noticia de su regreso. Tan sorpresiva como anhelada.

Despedir a los seres queridos es siempre arrancar, desgarrar, desarraigar, desangrar. Es desfondarse en la distancia que se impone como necio abismo letal. Recibir a los seres queridos es, en cambio, siempre colmar, sublimar, consagrar, completar, abrazar. Es destensar la distancia y vencer al abismo allí mismo.

Pero si el corazón sangra de tristeza cuando despide y canta de alegría cuando recibe, colma su felicidad cuando cierra el ciclo con una venturosa bienvenida. Es entonces cuando todo acaba y todo comienza. Como si la luz, como si el amanecer, como si un beso inédito y un amor renovado.

Por eso hoy que llegan exhaustos, aquí está este dormingo emocionado con su bienvenida, un trozo de remanso y un tramo de agua. Ya pronto vendrá el pan y la sal, la esperanza.

(Dormingo para la edición impresa de Cambio de Michoacán del 31 de enero del 2009)

No hay comentarios: