
Así o más claro puede apreciarse el perverso y pervertido espectáculo que acaban de ofrecernos una decena de dizque diputadas federales que, a penas protestando su cargo, han pedido licencia para dejar en su lugar a sus varones suplentes, varios de ellos familiares y hasta uno que otro marido vividor. Espeluznante, simplemente espeluznante demostración de barbarie y cínica estupidez. Si ya antes habíamos sentenciado que la estupidez misógina es absoluta, ahora debemos aceptar que, sin embargo, puede además hacerse total y ominosa.
Si hay faltas de respeto absolutas, totales y ominosas a la lucha civilizatoria por la equidad de género, ésta sería una de las primeras de la lista. Burla a la conciencia cívica, burla a la dignidad que se quiere empoderar de las mujeres, burla a las batallas legales e institucionales que se han librado para hacer de éste un país más decente, más vivible, más respetable. Burla, simple y atroz burla de género: burla genérica que no deberíamos seguir aceptando ni en éste ni en ningún otro caso que nos escupa en la cara la incongruencia del discurso dizque democrático de los políticos y las políticas que nos sumen en la vergüenza de habitar un país que no deseamos, que ya no nos gusta, que queremos y estamos cambiando.
Esas mujeres fueron candidatas atendiendo la acción afirmativa legal que dispone que las listas de candidat@s a diputad@s deben observar una, por lo visto, muy frágil equidad de género. Pero lo fueron solo para engañar en la intención que fueran sus suplentes varones y no ellas quienes ejercieran el cargo para el que habían sido electas. Mujeres carne de cañón, mujeres desprovistas de lo más preciado de la dignidad: conciencia y convicción. Prostitución política y degradación de género, de ambos.
Penosa, impresionante, vergonzosa demostración de lo mucho que nos falta para ser una colectividad democrática con una cultura cívica de a de veras. Pero al mismo tiempo vigorosa, poderosa y entusiasmante convocatoria para darnos cuenta de lo mucho que todavía queda por hacer. Pobres de ellas y ellos: sólo se empantanan en su miseria y lodo. No nos engañan, ya no; sólo se burlan de sí mism@s. Nosotr@s vamos decidid@s, sin jugar pero alegres, con paso firme y consistente. Un día ya no nos sorprenderán.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 6 de septiembre. La viñeta es de Ana Lucía Solís, Colibrí).
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