domingo, julio 19, 2009

Michael Jackson nunca muere (Dormingo)

Todo puedo creerlo sobre él. Todo, incluida su siniestra pederastia, su ramplona blanco-manía, su vacua condición de mega-celebridad, su inevitable afición a los escapatorios fármacos, su frágil condición de niño sin infancia, hasta su aparición fantasmagórica en NeverLand o que su muerte no fue producto de un pequeño, paulatino, discreto y cotidiano suicidio, sino obra y gracia de un tremendo complot digno de ser llevado al cine en un par de años con recaudaciones mega millonarias. Todo, menos que tenía 50 años al morir.

Alguien que tuvo la gracia de semejante don, que dibujaba partituras con calcetines blancos y que cantaba su propia música que lo fue de millones convirtiéndola en himnos generacionales no puede tener edad. No se puede tener la gracia de caminar por la Luna en la Tierra y padecer la desgracia de tener edad.

Quien trasciende su época no tiene edad. Y sin embargo, Michel Jackson la tuvo. La tuvo lo suficientemente pesada como para que lo aplastara hasta morir. Pobre: debe ser horrible no poder ser tú y vivir por siempre siendo todos los demás, hasta que un día humanamente te mueres y nadie sabe a ciencia cierta quién fuiste, de qué te moriste y dónde te van a sepultar.

Pienso en su silueta de claroscuros y asisto presuroso de nuevo a la coreografía clásica de Triller, me transporto a un momento que no tiene tiempo porque transcurre por todos los nuestros y me encuentro con alguien que en algún momento debió haber sido un ser humano, antes de convertirse en este emblema fantástico y ahora también fantasmagórico que nos mueve hasta a la orilla enloquecedora de la música hecha baile y jolgorio fresa.

Puede ser que Michel Jackson haya cumplido 50 años, pero no tenía 50 años. Nunca los tendrá. No mientras haya dejado de ser él mismo y se nos haya convertido en parte de nuestro ADN generacional. No espero que descanse en paz, sino que baile en gloria, porque Michel Jackson, como Pedro Infante, nunca muere.

(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 19 de julio del 2009. Felizmente, la viñeta que ilustra el dormingo es de la autoría de Ana Lucía Solís, Colibrí)

No hay comentarios: