jueves, abril 02, 2009

México, todavía.

Nuestro México es, todavía, un país que funciona. No sin problemas, algunos de ellos ancestrales y otros agudizados por la severa crisis nacional que todos enfrentamos, pero nuestro país sigue funcionando con relativa normalidad, aunque a veces pareciera estar situado encima de un volcán a punto de estallar en erupción.

Aquí, la gente sigue naciendo y se le entrega su acta de nacimiento, a los que se casan se les otorga su acta de matrimonio y a los que se mueren se les expide su acta de defunción. La gente va al mercado y compra y vende cosas; la gran mayoría va a sus trabajos; muchos de quienes se enferman son atendidos en los hospitales; hay casas de bolsa, inversionistas extranjeros, poetas, músicos, astrónomos, futbolistas y amas de casa que cuidan de sus hijos y del patrimonio familiar; se celebran elecciones, hay conciertos de rock y hasta hay quienes se van y llegan de vacaciones.

Es decir: el país sigue funcionando. Pero las noticias de todos los días, noticias llenas de violencia e inseguridad, parecen estar anunciándonos que ese país que aún funciona puede dejar de hacerlo pronto, si no hacemos algo decidido y efectivo para evitarlo.

No quiero ser catastrofista ni alentar la angustia ni el miedo, que en nada ayudarían a enfrentar buenamente nuestros desafíos, pero creo debemos ser claros: México está sumido en una crisis histórica de enorme trascendencia y si no hacemos algo ya y contundente, pronto las actividades sociales, económicas y culturales que ahora hacemos con cierta naturalidad van a dejar de ser posibles, en medio del conflicto, el desorden y la violencia.

Hace algún tiempo, nuestro poeta Premio Nobel, Octavio Paz, nos enseñó a diferenciar entre la noticia y el acontecimiento. Quien ve solo la noticia piensa que todo se produce sorpresivamente y sin mayor explicación. Quien reconoce al acontecimiento entiende que las noticias en realidad se hilvanan en un proceso histórico que las va madurando y las explica.

Por eso, en medio de esta sociedad que trabaja sanamente y de este país que aún funciona, las tremendas noticias sobre los atentados reiterados en nuestra Morelia o el cotidiano registro de hechos de violencia e inseguridad en todo el estado y país debe movernos a pensar sobre qué acontecimiento está gestándose y cómo podemos evitarlo. Cuando lo hagamos, nos daremos cuenta de que sólo la sociedad organizada podrá encarar los desafíos, si lo hace pronto y decididamente, de igual forma tomando decisiones por sí misma que exigiendo y garantizando una efectiva depuración y transformación de las instituciones del Estado encargadas de darnos seguridad y bienestar.

Este no debería ser el momento de los criminales y sus cómplices, sino de la sociedad y sus instituciones. Ojalá hagamos lo que debamos y pronto, antes de que las noticias se vuelvan acontecimientos imposibles de remontar.

(Comentario semanal presentado en el programa de radio "La Mesa" en Morelia, Michoacán, el jueves 3 de abril del 2009)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente traemos un desliz como de 80 anos (como pais),,,,,, yo me sali de Morelia porque todas esas historias hilvanadas se volvieron realidad..........
Daniel