miércoles, julio 30, 2008

La Consulta: no, pero si.

Vamos ahora a una breve primera consideración "gruesa" sobre los resultados de la Consulta del domingo 27 de julio. Y conste que se hace sin contar (como nadie cuenta aún) con los resultados propiamente dichos, sino solo con declaraciones públicas que los propios organizadores y el comité consultivo ciudadano han realizado al respecto.

Para mí la Consulta no logró sus expectativas, pero si sus propósitos. Me explico: no se alcanzaron las expectativas de votos que los organizadores esperaban (al menos 300 mil en Michoacán) pero sí el propósito político de convocar a una manifestación masiva (más de 150 mil en Michoacán y al rededor de 2 millones en las entidades participantes) en contra de la iniciativa de reforma petrolera presentada por el Presidente Calderón.

De esta forma y a mi parecer, no se lograron las metas cuantitativas, pero sí las cualitativas. De hecho, pienso que solo amplísima difusión y publicidad que obtuvo no solo la Consulta sino en general la posición opositora del FAP a la iniciativa en mención es un claro logro político de sus organizadores. Y me parece también que eso era, precisamente, lo que se buscaba.

Ahora viene el famoso ¿y ahora qué? Bueno pues sería deseable que el FAP no derrochara el capital político recibido del apoyo expreso de dos millones de ciudadanos en este tema específico y buscara una estrategia legislativa constructiva e institucional. Por ejemplo: tan simple como presentar su propia iniciativa alternativa. Y de parte del gobierno de Felipe Calderón sería deseable que no cayera en la insana tentación de despreciar a sus opositores y con ellos a casi dos millones de compatriotas y sus almas ciudadanas, descalificando así nomás la Consulta, y que en cambio reconociera la beligerancia de sus interlocutores para procurar una negociación en serio en el Congreso de la Unión, que no por algo es nuestro parlamento.

Lo que está en juego es mucho, objetiva, material, financiera, política y simbólicamente. No deberíamos tomárnoslo a la ligera y bien nos vendría esta coyuntura para entrarle sin miedo a dos de nuestras asignaturas pendientes: una reforma energética integral y estratégica, y un paso firme para llevar a la ley las formas plebiscitarias y de iniciativa popular de participación ciudadana que pacientemente esperan en nuestras constitucionales federal y estatal el trato respetuoso y diligente que se merecen. Sin pretextos ni más dilaciones vergonzosas.

Cómo la ven?

1 comentario:

Juan García Tapia dijo...
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