jueves, julio 24, 2008

Consulta, con salto...

La verdad, en buen plan, no me interesa meter este blog al debate (confrontación) partidista sobre la consulta del próximo domingo. Está claro: los panistas la objetarán y los perredistas la defenderán. Yo, sobre la consulta, me salto esa trifulca. Aquí mejor llegamos a la consulta con un salto, al menos con ese salto.

Porque después de las críticas y las reivindicaciones, ¿qué?. ¿Qué harían los perredistas, por ejemplo, si de la consulta resultara que la mayoría de los participantes dijeran que sí a la reforma? o ¿qué harían los panistas si a la consulta concurren cientos de miles con un rotundo no? ¿En dónde quedaría tanta rabia dedicada de los unos contra los otros?

Yo prefiero llamar la atención sobre un dato en el que he insistido sin que nadie me haga caso (bueno, eso creo): la consulta del domingo será lo más parecido (poco, pero parecido) que tengamos a la mano los mexicanos para pensar en la efectividad futura de legislar y ejercer los derechos constitucionales al plebiscito y al referéndum. Más nos valdría que el ejercicio saliera bien, que sus resultados no pasaran por la vergüenza de impugnaciones y litigios, ni por la afrenta de recibir descalificaciones prematuras e infundadas y que los mismos resultados -sean cuales fueran- se presentaran sin estridencias innecesarias, poniéndose al servicio de la opinión pública y de los legisladores que -a mi entender- serán los que en última instancia votarán o no la iniciativa presidencial, la del PRI o las otras que se hayan o se vayan a presentar.

Si queremos alentar la participación ciudadana, deberíamos intentarlo con experiencias exitosas y amables, y no con tanto grito y sombrerazo. Mejor esos, nos los saltamos. ¿O no?

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