lunes, febrero 15, 2010

Amor (Dormingo)

A Valentina, mi preciosa hija, en el día de su amoroso santo

Energía original, única e indivisible de manifestaciones y mutaciones diversas, son sus acentos y puntualizaciones la gramática con la que el espíritu graba dentro de la carne que habita la explicación, la fundamentación y la justificación de su existencia. No hay más principio ni fin que el que nunca se concretiza pues está en su naturaleza el poblar exultantemente la esencia de los seres y las cosas vivas, siempre mientras son, mientras están. Por eso es esa energía la única que indivisiblemente siempre se crea y siempre se destruye porque siempre se transforma permaneciendo, recreándose, reiniciándose como aliento vital de la vida.

Amor. Amor en todas sus acepciones. Amor en todas sus formas. Amor en todos sus tiempos, edades, rostros. Amor con todos sus destinatarios pero siempre con el mismo emisario: el espíritu, el alma, el sentir profundo del ser; el Yo incólume en tanto Yo fortísimo porque es suave, tierno, desprovisto de provisiones y previsiones, de egoísmos agiotistas, de posesiones y secesiones.

El amor como energía vital de la vida porque la sostiene, la trasciende y la precede. El amor a la amada o al amado, el amor a los hijos, el amor a los padres, el amor a los amigos, el amor a la patria, el amor a los semejantes, el amor a la vida, el amor al arte, el amor al amor.

El amor Ave Fénix que siempre muere y siempre renace. O que nunca realmente muere porque vive adentro, no afuera; en uno mismo, no en la otredad que –sin embargo- es indispensable para la consciencia y la existencia de sí y para la aparición y la apariencia del amor. El amor Ave Fénix que nunca muere porque no muere por sí mimo, sino por y con nosotros, porque vive mientras uno viva.

El amor Ave Fénix que en uno u otro nido, en uno o en otro cielo, siempre encuentra su forma porque le es propia, le es inherente, le es auténtica en tanto forma de sí, en tanto forma de ser. Pero también el amor perenne, el distinto, el mítico, el no carnal, el que sí se crea pero nunca se destruye, aunque sí se transforma: aquel amor a la crianza como el amor a uno mismo: parámetros de una métrica que nos mide como humanos, como seres.

Amor, amor, amor. Ser y estar: amor. Amor, siempre amor. Amor es todo lo que necesitamos y hoy es su día. Amémonos los unos a los otros. Será mejor.

(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 14 de febrero del 2010)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Excelente persepción! Me gustan tus palabras, fuertes, ducles y claras... buena técnica :) felicidades...

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o si tienes algún problema que quieras compartir conmigo, me escribas a jessicacobaal@ymail.com
con gusto tendré tiempo para compartirte...


Pásenla bien y ¡ámen!

Carlos González Martínez dijo...

Jessica!!

Gracias por tu visita y palabras!!! Voy a visitar ahora mismo tu blog. Saludos!