domingo, mayo 17, 2009

Campañas Ganadoras

El grande de mi amigo Juan José Rosales me ha convocado a reflexionar respecto de una pregunta verdaderamente monumental: “¿qué es lo que va a llevar a los candidatos al triunfo?” Ni yo, ni nadie (creo), tiene una respuesta definitiva a semejante pregunta, pero se me ocurren unas cuantas de ideas que quiero compartir ahora.

El primer asunto sobre el que hay que llamar la atención es que, a mi juicio, en un contexto de competencia real (como no deja de serlo el nuestro) no hay una cosa sola o un conjunto único de cosas que lleven a un candidato indudablemente al triunfo. Me explico: no hay recetas infalibles, mi manuales redentores, ni expertos iluminados que valgan, ni técnicas, ni softwares, ni planes implacables, al menos no para todos los casos, en todos los momentos y bajo todas las circunstancias. Cada candidatura, cada elección y cada contienda (en este año, distrital) es única e irrepetible. Y, por tanto, el triunfo de una campaña solo obedecerá a la conjunción de una serie de factores también únicos e irrepetibles.

Hay, sin embargo, algunos ingredientes de lo que me parece una campaña ganadora que podrían señalarse como básicos (quizá indispensables).

a) Visión Estratégica. Para empezar, debe reconocerse que en este país hace ya varios años que las campañas dejaron de ser puramente ornamentales y abandonaron su única función de “placear” al candidato que, hiciera lo que hiciera en su campaña, de cualquier forma iba a ganar. En consecuencia, lo primero que debe hacer un candidato, su equipo de campaña y su partido es reconocer que sus contendientes, o al menos los de mayor potencia, también quieren ganar la elección, y que –de hecho- también pueden ganarla. Por ello, la correcta focalización de metas, objetivos, acciones, plazos y recursos, así como la adecuada evaluación, flexibilización, adaptación y corrección son piezas fundamentales de una visión estratégica ganadora que entiende que su éxito depende de lo que haga y deje de hacer el propio candidato, como sus contrincantes. Más aún, es fundamental tomar en cuenta que no importa tanto qué es lo que uno y otro candidato quiere hacer, sino lo que realmente puede hacer. Para bien vendrá la instalación de un “war-room” con los pensadores y diseñadores estratégicos del equipo ganador del que se habla más adelante.

b) Método y técnicas adecuadas. Aún cuando el “olfato” o “instinto” político siguen siendo la nutriente básica de toda campaña política, debe reconocerse que en nuestros días las campañas electorales exitosas requieren de la aplicación sistemática de un método de planeación estratégica y del uso correcto de las técnicas necesarias para reconocer y actuar sobre el contexto, obviamente entre ellas las técnicas de comunicación sobre las preferencias de los electores. Las encuestas y los estudios cualitativos de opinión, así como el diseño de imagen, pero también una buena cartografía, una investigación socioeconómica de la comunidad, bases de datos con análisis estadísticos y eficientes sistemas de comunicación, captura, procesamiento y transmisión de información, entre ellos los resultados electorales, son herramientas ya indispensables.

c) Sensibilidad e imaginación política. Pero si el método y la técnica son útiles para plantear la oferta política del candidato, también y sobre todo deber serlo para que sea capaz de captar y expresar las demandas y propuestas de la ciudadanía. No se nos debería seguir olvidando que un diputado es un representante popular. Tampoco debería olvidarse que en la comunicación entre el candidato y su electorado, como entre las personas llanas, la creatividad, la expresión asertiva y la empatía son indispensables. Eso se llama sensibilidad e imaginación.

d) Equipo ganador. El candidato es solo eso: el candidato. Pero no es la campaña y no puede ganar solo. Como en todo, el éxito es siempre resultado del trabajo en equipo. Por ello el candidato triunfante necesita de un equipo ganador. Y el equipo no es el grupo de amigos del candidato. Desde luego es su gente de confianza, pero lo constituyen expertos, no amigos, o no solo amigos. Es necesario identificar las necesidades de personal que requiere la ejecución de un plan estratégico y buscar los mejores perfiles. También es importante que el equipo del candidato sea empático con el equipo del partido, que no es siempre el mismo. Debe tomarse en cuenta que el equipo ganador no es solo y en sentido estricto el equipo de campaña, sino también todo un enjambre de personas responsables de una efectiva promoción y defensa del voto.

e) Sujeción y manejo de la Ley. Aunque penosamente la tentación de evadir e incluso violar la ley también se asoma por la ventana de las campañas políticas, más vale tener en cuenta los reveses que afortunadamente con cada vez mayor frecuencia reciben los infractores de las normas electorales. Aunque a algunos cínicos les parezca iluso, el camino de la legalidad es cada vez más estable que aquel despeñadero que busca la impunidad. Por lo demás, solo así algún día nos haremos un país decente donde impere la cultura de la legalidad.

f) Litigio electoral. Una campaña exitosa necesita contar con un grupo o al menos un abogado litigante especializado en derecho electoral. Son las tareas que suelen llamarse de defensa del voto, mismas que incluyen no solo defender con la ley los triunfos propios, sino también combatir aquellos impropios. Aunque algunos otros cínicos piensan y dicen que las elecciones se ganan en la o las mesas mediante negociaciones y concesiones espurias, esto en realidad supone que los resultados electorales impugnados se dirimen en juicios en los tribunales y para ello se necesitan buenos abogados, no malos demagogos.

g) Contacto con la gente. Finalmente, en esta lista no exhaustiva, lo más importante: el contacto con la gente. Insisto en una idea ya expuesta y que es central y más que obvia (aunque ya a muchos parece habérseles olvidado): el diputado es un representante popular, representa al pueblo, y en su nombre debe llevar a la cámara de los representantes las propuestas y demandas de su gente. Eso hace hiper-indispensable (si queremos recuperar y reivindicar su papel y función) que la lógica de toda la campaña sea poner en contacto al candidato con sus posibles representados. De hecho, se supone que el candidato ya tiene un cierto contacto con la gente y que por ello fue, precisamente promovido y seleccionado para competir. La idea aquí es refrendar, expandir y ahondar ese contacto. Por lo demás, debemos también recuperar la idea de que las elecciones son eventos sociales y públicos que requieren de un intenso contacto humano y personal.

Hasta aquí esta lista de ingredientes básico para una campaña que gane. Pero que gane no solo votos, sino que gane ciudadanos: gente que participa en consciencia y elige a sus representantes. Una campaña que gane y nos haga ganar a todos: contribuyendo al país legal, participativo y representativo en el que queremos que viva la democracia por la que nos esforzamos.

(Colaboración para el semanario michoacano Frecuencia Libre Informativa del 18 de mayo del 2009)

1 comentario:

fernando cab pérez dijo...

Hola:

Ciertamente los candidatos a puestos de elección popular son nuestros representantes, en el caso de los legisladores, estos son las voces que nos representan en las cámaras y nuestras propuestas y demandas deben escucharse en los recintos parlamentarios para encontrar vías de solución.

Sin embargo, aun persisten los magros desempeños, si no en todos al menos si en una buena parte de nuestros legisladores. Mi pregunta es la siguiente:

¿Considera usted que se debe permitir la reelección de los diputados y senadores, como forma de premiar o castigar a aquellos que no estuvieron a la altura de las circunstancias?

Es sabido que existen muchos legisladores que siguen muy de cerca las directrices de sus partidos o incluso solo representan sus propios intereses, ¿cómo acabar con esta distorsión del papel legislativo?

Sus comentarios son muy acertivos, sin embargo, muchos ciudadanos aun miran con mucha incredulidad los procesos electorales, lo cual es obvio si tomamos en cuenta el pasado poco transparente que caracterizaba a los comicios y más todavía cuando ante los recientes acontecimientos, la sociedad desconfía de las autoridades electorales.

Como ciudadanos debemos contribuir a fortalecer la democracia que tanto trabajo costó construir en nuestro país, simpre atentos en la observancia estricta de los procesos electorales para no dar marcha atrás.

Un gran saludo desde Campeche y como siempre, me congratulo de que exista espacios de expresión como el suyo.

Fernando.