sábado, enero 03, 2009

Los Reyes Magos Supervivientes (dormingo)


Dicen los que saben que los tres Reyes Magos no eran realmente reyes, aunque sí tres y –de alguna forma- magos. Ello a pesar de que también hay quien asegura desde sus investigaciones que al menos uno de ellos sí que lo era. Pero en lo que si parece haber cierta certeza es que efectivamente visitaron al recién nacido Jesús de Nazareth y que llegaron a él con regalos, siendo éstos la mirra, el oro y el incienso, que los peregrinos en cuestión consideraban ofrenda bastante y suficiente para recibir el Rey de los Judíos.

Sea como fuere, nuestra tradición cultural nos ha llevado a fundar en estas tres figuras míticas una de las tradiciones familiares e infantiles más apreciadas. Sobreviviendo incluso de la espectacularidad comercial de Santa Claus y su enlace con la entrañable cena de Navidad, los Reyes Magos y sus regalos para nuestros vástagos pervive incluso con más fuerza que la propia degustación de “rosca de reyes” y chocolate con que se anuncia, irremediablemente, el fin de las fiestas decembrinas y de año nuevo: el ya muy famoso maratón mexicano “Lupe-Reyes”.

Ciertamente desprovistos de las promociones y propaganda de los grandes centros comerciales y televisoras que les acompañan, los Reyes Magos han logrado sobrevivir incluso a la terrible cuesta de enero con la que ahora el sistema financiero internacional especialmente se ensaña en este año de gracia del 2009.

Típicamente una bicicleta pero buenamente cualquiera de los regalos incluidos en la carta a los Reyes Magos que habrá de enviarse en estos días amarrada a un globo volador, o cualquier otro pequeño pero sentido detalle, podrá ser suficiente y bastante para ofrendarnos con alegría a nuestros hijos, dejando junto a sus zapatos algún cariñito con el que los convirtamos así en reyes, ya no de los judíos, pero sí de la magia de verlos entre nosotros. Ojalá que la penuria de un sistema económico basado en la usura y la miseria no vaya a terminar con la dulzura de brindar a nuestros hijos un poco de esperanza y a nuestros pares un poco de azúcar y cocoa. Ojalá tampoco se nos vaya a olvidar que quien encuentre al niño Dios en su trozo de rosca deberá ofrecer los tamales del día de La Candelaria. Al menos una corundita y un uchepo para celebrar a estos reyes supervivientes y a ésta: nuestra terca esperanza de un mundo mejor para nuestros hijos e hijas.

(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 4 de enero del 2009)

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