¡Arriba las minifaldas!

Menuda puntada la de la arquidiócesis de México de publicar la perorata del señor Sergio Román del Real en contra de las minifaldas, los escotes, los bikinis y las buenas costumbres de las damas que saben mostrarse tan lindas como la naturaleza tuvo a bien formarlas y desenvolverse con los caballeros con la decencia y desparpajo de quienes se tratan con respeto y como iguales.

Obviamente, la arquidiócesis, el señor Román, la cofradía de la vela perpetua y hasta el yunke y derivados tienen el derecho de decir y publicar lo que les venga en gana. Total: cada quien con su nivel de tolerancia al ridículo. A lo que no tienen derecho es a intentar imponernos sus estupideces (eso son) ni a defenestrar a quienes no comulguen (nunca mejor dicho) con sus fanatismos antediluvianos (también nunca mejor dicho).

Quizá lo que en verdad le ocurrió al editor de "Desde la fe" es que en su defensa del "pudor" olvidó que además de la acepción de honestidad, modestia y recato a la que alude la palabra "pudor" también está el significado de mal olor y hedor, que el diccionario de la lengua española reconoce para el vocablo. ¿O será que no nos dimos cuenta que en realidad el señor Román quiso sublimar la hediondez que es capaz de expeler este otro poco asiduo significado del pudor?. Porque si es así y lo que quisieron es llenarnos de mal olor desde su fe, !este señor es un genio!. Dicho, claro, con el debido respeto y pudor recatado.

Sea como fuere desde este blog lanzamos en contraofensiva un "!arriba las minifaldas!"... ¡pero unos centímetros más arriba! Ahora que todavía nos queda algo de verano y sus calores propiciatorios.