domingo, diciembre 05, 2010

Viajar como viajero

“Entonces navegar se hace preciso,
en barcos que se estrellen en la nada…
Más no te asustes, siempre se me pasa:
es sólo la intuición de mi destino.”
Fito Paéz


Enarbolando su triste figura, se lo dijo el hidalgo caballero a su fiel escudero y me lo dijo a mí, en su víspera, en la voz de mi perenne abuelo: “el que viaja mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho”. Mi abuela me lo ha dicho de otra manera: “los viajes ilustran”. Unos amigos de Zitácuaro me lo hicieron ver a su modo: “la vagancia ilustra”. Mi hija Natalia me lo regaló hace años en la diáfana hechura de una casa rodante, sencilla y plena como destino.

La vida me lo ha demostrado. Lo que nadie me dijo nunca fue qué hacer con el camino mostrado, sabido, ilustrado. Cómo andar así, con este ánimo errado; siempre en el sendero encontrado, siempre rumbo al encuentro desenterrado, siempre como ciudadano andante desterrado.

Y comencé a andar, y anduve. Sin saberlo. No sin antes hallarte caminando. Fue cuando supe que los pasos pesan, más si no los paso como los pasas tu. Fue entonces cuando vi cómo este ir y venir es lindo si al final y al principio estás tú, siempre tú. Y yo en medio, viajando.

Entonces fue que entendí que el que viaja mucho, ve mucho. Y me ilustré leyendo caminos que se bifurcan, como jardines borgianos. Fue cuando adiviné tu rostro bajo ese cielo abierto que anuncia al arribo final, como ese beso tuyo al llegar. Como el tiempo innombrado, como la vida abierta de par en par, como cueva impoluta.

Fue ese día que entendí todo. Vislumbre el sol y viajé como viajero. Ese día llegué aquí y aquí me quedé; entre tus brazos, en medio de tus ojos, dentro de tu mirada, al fondo de mi vida.

Y fui y vine, como viajero que viaja, solo para ir y venir. Siempre hacia ti, siempre dentro de ti, siempre en pos de mi: mirando este hermoso atardecer que tanto se parece al amanecer de ayer. Y fui y vine, y me escuché decir: te amo. Y fui y vine, y me percibí sentir: te extraño. Te extraño extrañamente, como viajero que viaja. Y fui y vine, y me dije: ya llegué. Es que andaba viajando como viajero, amándote como te amo.

(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 5 de diciembre del 2010. La viñeta es de la grande Ana Lucía Solís, Colibrí)

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