Aquí te espero (Dormingo)

A ti, a tod@s.

Y llegó la luz con su silencio. Como diapasón místico, con su halo de inspiración. Como sendero abierto que me lleva hacía ti, cruzándome a mí.

Y llegó y develó los ruidos de la oscuridad maldita, bendiciendo sus voces gritonas y serenando el sosiego extraviado entre tanto eco y muros de hiel, entre tanto tiempo que agoniza en el lecho de su año que murió.

Y llegó y me puso este estandarte en las manos para con él grabar los signos de mi propia liberación. Y yo lo tomé y me puse a escribir para ti, con el único ánimo de tocarte de vez en vez y de vez en vez verte allí y verterme aquí.

Y aquí estoy yo, como cualquier otro, esperándote a ti, como cualquier otro. Mientras los días y los años se nos van amontonando como hojas de papel periódico, como pliegos de árbol filantrópico, como nubes y alas, como suspiros y anhelos.

Vayamos a la calle y sus embrollos, ya habrá tiempo para guarecernos de nuevo. Sal de tu recinto y exponte a las cosas graves y pesadas, que ya llegarán las livianas y pequeñas cosas con sus dormingos bajo el brazo. Vamos en pos de un año nuevo y sus horas inaugurales, sus días diamantinos, sus semanas semánticas.

Vamos en búsqueda de algo por encontrar, de alguien para encontrarnos. Esa luz nos iluminará, como luciérnaga de papel, como faro de puerto imaginario.

Llueve y hace frío. Es momento de salir y construirnos, luego nos mostraremos nuestras sonrisas. Por eso, sal y sáltate los preámbulos. Sal y sálvanos de los discursos. Sal y tráenos a todos un poco de sal y sol. Ahora déjame aquí, escribiendo para ti, yo aquí te espero.

(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 10 de enero del 2010. La viñeta es de la Grande Ana Lucía Solís, Colibrí)