Muertos. Muertos vivientes. Muertos dolientes, pero sonrientes. Muertos presentes, vivos ausentes. Muertos. Muertos reencontrados, vivos extraviados. Muertos. Muertos como tradición, como costumbre, como cultura. Muertos. Muertos dulces como calabaza en tacha, como uchepos tiernos, como calaverita de azúcar. Muertos. Muertos amargos, como amagos, como desangrados, como cincuenta mil. Sin cuenta: mil, dos mil, tres mil, muchos mil.
Muertos. Muertos también, penosa, dolorosamente, esos muertos que no son tradición, sino traición. Muertos de noche de muertos: cultura. Muertos de los días de muertos: incivilzación. Unos y otros: los muertos, nuestros muertos. No todos descansan en paz. Tampoco nosotros, los vivos de esos muertos.
Unos muertos, que son de estos vivos. Otros vivos, que son de esos muertos.
Muertos de una muerte grata. Muertos de ofrenda, de viajes al lago, de familia que se encuentra y espera la llegada de los que se fueron. Muertos. Muertos de una muerte ingrata, de un país que nos se encuentra y desespera ante la ausencia llagada de los que se fueron... sin querer, sin saber, sin darse cuenta. Muertos. Muertos de duelo. Muertos. Muertos sin duelo. Muertos.
Muertos. Muertos por todos lados. Muertos. Muertos aquí y muertos allá, vivos del más allá. Muertos, pero todos muertos. Unos duelen, otros se duelen. Muertos todos, pero distintos. Muertos que se festejan; los muertos de la noche de muertos. Muertos que no se festejan: muertos de los días de muertos. Unos muertos que se quieren. Otros muertos que no se quieren. Muertos. Muertos de fiesta y gracia. Muertos. Muertos de terror y desgracia. Muertos. Muertos de risa, muertos de pena. Muertos. Muertos de alegria y amaranto; muertos de miedo y espanto. Muertos. Muertos, de todas maneras muertos, pero distintos, diferentes, diversos. Muertos que de todas maneras llegan, llagan. Unos en el altar, en la ofrenda. Otros, en la calle, en la afrenta.
Muertos. Muertos que se murieron, pero están hermosamente presentes. Muertos a los que honramos. Éstos, nuestros muertos de la noche de muertos; los de la ofrenda.
Muertos. Los otros muertos. Muertos que se murieron y están dolorosamente ausentes. Muertos a los que deshonramos. Ésos, los muertos de los días de muertos; los de la afrenta.
Muertos. Muchos muertos, todos muertos, todos nuestros.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 6 de noviembre de 2011 y para leerse como fue escrito: conmovido y escuchando el encanto de Xochipitzahua de Lila Downs en su reciente "Pecados y Milagros"... pocas veces se escuchan maravillas tan maravillosas. La viñeta es de la Grande de Ana Lucía Solís, Colibrí)
lunes, noviembre 07, 2011
domingo, octubre 30, 2011
Civilización y barbarie (Dormingo)
¿Asesinar al asesino? ¿Tiranizar al tirano? ¿El ojo y el diente? ¿Enfrentar con barbarie a la barbarie? ¿Embrutecerse con la brutalidad? ¿Ser, o no ser?
Veo las imágenes y me espanto. Un escalofrío electriza y alerta la poca conciencia que me queda, y me estruja y me avienta sobre la pantalla en blanco que espera al Dormingo. Yo quería escribir de rosas, me salieron espinas. Un horror recorre esa espina, la espina dorsal de la civilización; es el fantasma de la barbarie.
Puede comprenderse el dolor y la rabia, pero no justificarse que la rabia busque al dolor. Fueron muchos años, décadas siniestras, la justicia debía llegar… ¡pero la justicia!, no ese amasijo de primitiva incivilidad humana. Muammar Gadafi, el asesino, el tirano, el bárbaro, el bruto, murió asesinado, tiranizado, bárbara, brutalmente. “El que a hierro mata…”, dicen por allí.
Unos hombres le grabaron mientras lo sodomatizaron. Otros hombres al mundo su muerte anunciaron… y festejaron. “Una victoria de la democracia”, declararon. Y su cuerpo en sigilo en un lugar secreto enterraron. Como al otro, que en la mar aventaron. Con su decisión, dicen, al fanático desalentaron. No habrá santuario y al mártir evitaron. No se dan cuenta que al demócrata envenenaron.
Perseguir a alguien, hostigarlo en su escondite. Mandar a decenas de muchachos armados hasta los dientes por él. Entrar a su domicilio, matarlo. Deshacerse de su cuerpo y anunciar su caída, como presa de cacería, parece todo menos civilizado ni democrático. ¿Cómo puede la “democracia” tener una “victoria” en el homicidio televisado y criminal de un homicida criminal?
Suena “razonable” el argumento que dice que al terminar una dictadura puede arribar la democracia. Y que al evitar propagar la imagen o la tumba del personaje se evita su uso por sus fanáticos seguidores. ¿Y? Si la razón nos asiste, habremos de ganar la batalla de la sinrazón con razones, no con pretextos ni excusas. A algún trasnochado imperialista se le habrá ocurrido semejante idea al saber que Zapata y el Che siguen en el imaginario colectivo con sus imágenes martirizadas, aún y con sus tumbas identificadas. ¡Válganos!
Puede ser que con esta inmensa estupidez se le de una lección a quienes piensan (si es que los fanáticos piensan, claro) como ellos… pero: ¿qué lección se nos da a los que pensamos no como ellos, sino como nosotros? ¿Qué le dicen esas imágenes y esos discursos a los que todavía creemos en los valores del humanismos y la democracia? A los que pensamos que en vez de matar al que mata hay que juzgarlo y meterlo a la cárcel.
Ahora, ¿habrá que salir a asesinar a los asesinos, a corromper a los corruptos, a violar a los violadores, a robar la los ladrones, a agredir a los agresores, a hacerle fraude a los fraudulentos, a mentir a los mentirosos…? ¿Y la civilización? ¿Y la barbarie? No, yo a ese juego no juego.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 30 de octubre del 2011 y para leerse como fue escrito: conmovido y escuchando a la inspiración épica de “The Resistance” interpretada por los jóvenes de 2Cellos de su disco que se llama así: 2Cellos) (La viñeta es de la Grande Ana Lucía Solís, Colibrí)
Veo las imágenes y me espanto. Un escalofrío electriza y alerta la poca conciencia que me queda, y me estruja y me avienta sobre la pantalla en blanco que espera al Dormingo. Yo quería escribir de rosas, me salieron espinas. Un horror recorre esa espina, la espina dorsal de la civilización; es el fantasma de la barbarie.
Puede comprenderse el dolor y la rabia, pero no justificarse que la rabia busque al dolor. Fueron muchos años, décadas siniestras, la justicia debía llegar… ¡pero la justicia!, no ese amasijo de primitiva incivilidad humana. Muammar Gadafi, el asesino, el tirano, el bárbaro, el bruto, murió asesinado, tiranizado, bárbara, brutalmente. “El que a hierro mata…”, dicen por allí.
Unos hombres le grabaron mientras lo sodomatizaron. Otros hombres al mundo su muerte anunciaron… y festejaron. “Una victoria de la democracia”, declararon. Y su cuerpo en sigilo en un lugar secreto enterraron. Como al otro, que en la mar aventaron. Con su decisión, dicen, al fanático desalentaron. No habrá santuario y al mártir evitaron. No se dan cuenta que al demócrata envenenaron.
Perseguir a alguien, hostigarlo en su escondite. Mandar a decenas de muchachos armados hasta los dientes por él. Entrar a su domicilio, matarlo. Deshacerse de su cuerpo y anunciar su caída, como presa de cacería, parece todo menos civilizado ni democrático. ¿Cómo puede la “democracia” tener una “victoria” en el homicidio televisado y criminal de un homicida criminal?
Suena “razonable” el argumento que dice que al terminar una dictadura puede arribar la democracia. Y que al evitar propagar la imagen o la tumba del personaje se evita su uso por sus fanáticos seguidores. ¿Y? Si la razón nos asiste, habremos de ganar la batalla de la sinrazón con razones, no con pretextos ni excusas. A algún trasnochado imperialista se le habrá ocurrido semejante idea al saber que Zapata y el Che siguen en el imaginario colectivo con sus imágenes martirizadas, aún y con sus tumbas identificadas. ¡Válganos!
Puede ser que con esta inmensa estupidez se le de una lección a quienes piensan (si es que los fanáticos piensan, claro) como ellos… pero: ¿qué lección se nos da a los que pensamos no como ellos, sino como nosotros? ¿Qué le dicen esas imágenes y esos discursos a los que todavía creemos en los valores del humanismos y la democracia? A los que pensamos que en vez de matar al que mata hay que juzgarlo y meterlo a la cárcel.
Ahora, ¿habrá que salir a asesinar a los asesinos, a corromper a los corruptos, a violar a los violadores, a robar la los ladrones, a agredir a los agresores, a hacerle fraude a los fraudulentos, a mentir a los mentirosos…? ¿Y la civilización? ¿Y la barbarie? No, yo a ese juego no juego.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 30 de octubre del 2011 y para leerse como fue escrito: conmovido y escuchando a la inspiración épica de “The Resistance” interpretada por los jóvenes de 2Cellos de su disco que se llama así: 2Cellos) (La viñeta es de la Grande Ana Lucía Solís, Colibrí)
martes, octubre 25, 2011
Cine
Magia. El cuento y la realidad, la ficción que fricciona. El arte y el espectáculo, la cultura. Los sentidos sentados en la butaca, que es batuta. Las luces que se apagan, las que luces se encienden; por dentro, para afuera. Magia. Hay un destello, es un sonido que tiene imagen. Hay un silencio, es una imagen que habla. Allí enfrente ya, el mundo como pantalla, la vida como textura; somos tu y yo, en mixtura. Movimiento plástico, una cámara que tiene lentes, un espectador que mira y siente, un rectángulo que entra a cuadro. Magia.
El telón que se despliega para ver hacia afuera, los ojos que se abren para mirar por dentro: “sólo con el corazón se puede ver bien”. Veo. Escucho. Siento. Estoy en medio de un argumento y me hago del guión tan sólo un renglón. Punto y coma: luces, cámara, acción.
Una mujer se levanta de su butaca y se va volando. Desde arriba ve a un contingente de seres un escenario levantando. Uno de ellos frente a una mesa está sentado; escribe. Los otros corren, siempre corren. Van a producir una historia; van a crear. Crean. Y nosotros creemos. Él crea, ellos crean, nosotros creemos.
La trama es un drama, y en la historia que media siempre hay una comedia. Suspenso y terror, porque en el camino el subconsciente nunca hay error. Y si se trata de contar una historia fundamental, allí está el documental. Animación y traza digital, para esta imaginación animal. Magia.
Yo estoy de fiesta, ¡es el Festival! Magia. Y tu estás aquí, aprehendiendo, aprendiendo. Morelia una vez y una vez más, hasta siempre, con su cantera de aire, con su ánimo sin igual, con su gente de alucine. Aquí esta ella, estival, insigne; aquí, entre nos, con su festival, con su cine. Magia.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 23 de octubre del 2011 y para leerse como se sintió y luego se escribió: con el Programa del FICM en la mano y escuchando, alternadamente, la frescura de John Meyer en su “Your body is a Wonderland” y de Coffe Blue en su maravilla de “Radio”. Mejor si tienen a una hija hermosa a la cual abrazar enamoradamente)
El telón que se despliega para ver hacia afuera, los ojos que se abren para mirar por dentro: “sólo con el corazón se puede ver bien”. Veo. Escucho. Siento. Estoy en medio de un argumento y me hago del guión tan sólo un renglón. Punto y coma: luces, cámara, acción.
Una mujer se levanta de su butaca y se va volando. Desde arriba ve a un contingente de seres un escenario levantando. Uno de ellos frente a una mesa está sentado; escribe. Los otros corren, siempre corren. Van a producir una historia; van a crear. Crean. Y nosotros creemos. Él crea, ellos crean, nosotros creemos.
La trama es un drama, y en la historia que media siempre hay una comedia. Suspenso y terror, porque en el camino el subconsciente nunca hay error. Y si se trata de contar una historia fundamental, allí está el documental. Animación y traza digital, para esta imaginación animal. Magia.
Yo estoy de fiesta, ¡es el Festival! Magia. Y tu estás aquí, aprehendiendo, aprendiendo. Morelia una vez y una vez más, hasta siempre, con su cantera de aire, con su ánimo sin igual, con su gente de alucine. Aquí esta ella, estival, insigne; aquí, entre nos, con su festival, con su cine. Magia.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 23 de octubre del 2011 y para leerse como se sintió y luego se escribió: con el Programa del FICM en la mano y escuchando, alternadamente, la frescura de John Meyer en su “Your body is a Wonderland” y de Coffe Blue en su maravilla de “Radio”. Mejor si tienen a una hija hermosa a la cual abrazar enamoradamente)
lunes, octubre 10, 2011
Actitud, aptitud (Dormingo)
Ciao, Steve,
mi Mac y yo te vamos a echar de menos...
De figura garba y gallarda, era de trazo suave y preciso; ligero, como el equipaje machadiano con el que se despidió, sonriente y flaco, en aquella sencilla estación de tren, al lado de la supercarretera de la información. Tenía, como pocos, la gracia esa nunca disimulada de portar el Don sin usarlo, menos aún solicitarlo. La genialidad de la sencillez, me dijo un Colibrí.
Conciliaba aquella muy infrecuente hidalgía de poder ser estimado por lo que era, tanto como por lo que no era. No era, ni fue, petulante, arrojante ni fanfarrón, aunque era un genio de admiración. Un poco sí era enojón, como todo genio de admiración. Pero era, sobre todo un tipo genuino, auténtico, legítimo, de allí su encanto y fascinación.
Vino a revolucionarnos la vida, y se fue como si nada. Nos dejó una barbaridad de juguetitos, de esos que Atalli llama "instrumentos nómadas" y que nos han transformado la cosmovisión. Después de Steve Jobs, nosotros -los de entonces- ya no somos los mismos.
De la Macintosh al iPod, el iTouch, el iPhone y el iPad hay una línea que, desde el principio, siempre dijo: "piensa diferente". Y así la Mac se distinguió de la PC, y con ellas sus usuarios, como aguas del mar rojo.
Para muchos, usar Mac y no PC es más que optar por acceder a una tecnología robusta; que no tiene virus, no se traba, es rápida, compatible y, sobre todo amigable, alegre. Usar Mac es, la neta, pensar diferente. Es, básicamente, ser simple: imaginativo y creativo. Comunicarte fácilmente y trabajar creando y a gusto. Pasártela bien, chido. Algo así como deberíamos ser y un día fuimos, antes de bajarnos -encueraditos- de nuestros arbolitos prehistóricos.
Yo no lo conocí, pero hay algo en él que me convenció desde el principio: no es necesario usar traje y corbata para tener grandes responsabilidades, ni demostrar grandes capacidades. La incomodidad es un corsé, no una virtud, y ninguno de los dos primeros redime. Hablar de usted no hace más respeto y la solemnidad no siempre es una buena consejera. El día que nos desolemnicemos, seremos más diáfanos, más libres, más virtuosos... menos encorsetados, como las muchachas de la liberación.
Viendo a ese CEO en tenis y mezclilla, recuerdo: el hábito no hace al monje, pues aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y al ver cómo lo despedimos, me convenzo: como te ven, no te tratan. Al menos no al final, cuando siempre termina por quedar claro que actitud, es aptitud; y sólo distingue a uno del otro, la virtud... como diría el Siervo de la Nación. Vale.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 9 de octubre del 2011 y para leerse como se escribió: leve y escuchando la maravilla cadenciosa de "Deep in it" de St. Germain en su disco "Boulevard". Ah y en el iPad, desde donde se envío!! je. La viñeta es de la Grande Ana Lucía Solís, Colibrí)
mi Mac y yo te vamos a echar de menos...
De figura garba y gallarda, era de trazo suave y preciso; ligero, como el equipaje machadiano con el que se despidió, sonriente y flaco, en aquella sencilla estación de tren, al lado de la supercarretera de la información. Tenía, como pocos, la gracia esa nunca disimulada de portar el Don sin usarlo, menos aún solicitarlo. La genialidad de la sencillez, me dijo un Colibrí.
Conciliaba aquella muy infrecuente hidalgía de poder ser estimado por lo que era, tanto como por lo que no era. No era, ni fue, petulante, arrojante ni fanfarrón, aunque era un genio de admiración. Un poco sí era enojón, como todo genio de admiración. Pero era, sobre todo un tipo genuino, auténtico, legítimo, de allí su encanto y fascinación.
Vino a revolucionarnos la vida, y se fue como si nada. Nos dejó una barbaridad de juguetitos, de esos que Atalli llama "instrumentos nómadas" y que nos han transformado la cosmovisión. Después de Steve Jobs, nosotros -los de entonces- ya no somos los mismos.
De la Macintosh al iPod, el iTouch, el iPhone y el iPad hay una línea que, desde el principio, siempre dijo: "piensa diferente". Y así la Mac se distinguió de la PC, y con ellas sus usuarios, como aguas del mar rojo.
Para muchos, usar Mac y no PC es más que optar por acceder a una tecnología robusta; que no tiene virus, no se traba, es rápida, compatible y, sobre todo amigable, alegre. Usar Mac es, la neta, pensar diferente. Es, básicamente, ser simple: imaginativo y creativo. Comunicarte fácilmente y trabajar creando y a gusto. Pasártela bien, chido. Algo así como deberíamos ser y un día fuimos, antes de bajarnos -encueraditos- de nuestros arbolitos prehistóricos.
Yo no lo conocí, pero hay algo en él que me convenció desde el principio: no es necesario usar traje y corbata para tener grandes responsabilidades, ni demostrar grandes capacidades. La incomodidad es un corsé, no una virtud, y ninguno de los dos primeros redime. Hablar de usted no hace más respeto y la solemnidad no siempre es una buena consejera. El día que nos desolemnicemos, seremos más diáfanos, más libres, más virtuosos... menos encorsetados, como las muchachas de la liberación.
Viendo a ese CEO en tenis y mezclilla, recuerdo: el hábito no hace al monje, pues aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y al ver cómo lo despedimos, me convenzo: como te ven, no te tratan. Al menos no al final, cuando siempre termina por quedar claro que actitud, es aptitud; y sólo distingue a uno del otro, la virtud... como diría el Siervo de la Nación. Vale.
(Dormingo publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 9 de octubre del 2011 y para leerse como se escribió: leve y escuchando la maravilla cadenciosa de "Deep in it" de St. Germain en su disco "Boulevard". Ah y en el iPad, desde donde se envío!! je. La viñeta es de la Grande Ana Lucía Solís, Colibrí)
martes, septiembre 27, 2011
Mi Cuerpo (Dormingo)
Yo le canto y yo le celebro; y cada ánimo de mi ánima le pertenece, como a mí cada átomo de su anatomía. Doy gracias de estar en él y mucho le agradezco que me lleve a cuestas. No ha de ser fácil, lo reconozco, y entonces le quiero y agradezco más aún, pues así mejor le conozco.
Es simpático y, aunque ya un poco torpe, conserva intactos ciertos reflejos nada superfluos, que lo ponen al día incluso en noche de luna llena. Otros más no los conserva tan intactos; ésos son los mejores, incluso en días de otoño como éstos.
Es más bien chaparrito y regordete, y de él -todavía más que el abdomen- sobresale una cabeza un tanto desproporcionada por grande, en la que lleva incrusta una cara redonda como sol y una cabellera profusa, gruesa y rebelde como tormenta. Ya pinta canas, generosa y alegremente.
Sus brazos son breves y sus piernas un tanto recortadas, pero sirven para lo que fueron creadas. Camina bien, incluso corre de vez en vez, y aunque las escaleras le representan cierta dificultad, aun las acomete sin piedad. Dicen que sus brazos abrazan bien, también. Baila y dicen que no lo hace mal, tampoco.
Sus manos, rechonchas y breves, son creativas e imaginativas. Los dedos son una maravilla. Toman bien la pluma, mejor la fuente, y teclean esta pantalla con suave determinacion, como cuando acarician aquella capa capilar del capullo en capilla. Hay quien dice que tiene buena letra.
Me gusta comunicarme con él. En este tiempo he aprendido qué le gusta y qué le disgusta. Con toda oportunidad y claridad me alerta cuando algo anda mal, haciendo que me duela, como si fuera un recuerdo vano. Sé que un día me advertirá sobre un mal definitivo. Espero entonces entenderle bien para preparar una buena cena de despedida. Sé lo que le gusta y con gusto se lo prepararía.
Es un amigo leal. Lo he visto someterse a jornadas demenciales y responder como los grandes. Nunca se queja, bueno no mucho. Cuando la exigencia es extrema, suelo llevarlo después a caminar o a correr. Mejor si es en el campo, muy de mañana. Le gusta sentirse y sudar. Luego, un buen baño de vapor. Pocas cosas le reconfortan tanto.
Yo le estoy muy agradecido, pues aquí metido en él me ha permitido asomarme al mundo. No sé cuantos sentidos tendrá, pero deben ser muchos. Su conexión vital es un sinfonía en policromía. Gracias a él ahora entiendo mejor lo que sé. Una vez me lo dijo: "yo no creo en lo que veo, ni creo en lo que toco; yo sólo creo en lo que siento", y yo le creí. Entonces nos hicimos los amigos entrañables que ahora somos.
A mí me gusta él y me gusta que le guste el tuyo, y creo que a tí también. Les he observado pasársela bien y disfrutar, mientras tu y yo conversamos; nos comunicamos, nos creemos, creamos, recreamos.
Yo lo quiero mucho y le estoy muy agradecido. Por ello le cuido y le procuro. Sé también que es mi pasaporte para estar aquí: para venir a verte, a sentirte, a creerte. Por eso, de vez en vez me acurruco en su interior y le escribo un poema. Un día él me los recitará. Lo sé de cierto, no lo supongo.
(Dormingo alegórico para leerse como fue escrito: cómodamente dispuesto y escuchando a Coldplay con su alegórica "Viva la Vida". Publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 26 de septiembre de 2011)
Es simpático y, aunque ya un poco torpe, conserva intactos ciertos reflejos nada superfluos, que lo ponen al día incluso en noche de luna llena. Otros más no los conserva tan intactos; ésos son los mejores, incluso en días de otoño como éstos.
Es más bien chaparrito y regordete, y de él -todavía más que el abdomen- sobresale una cabeza un tanto desproporcionada por grande, en la que lleva incrusta una cara redonda como sol y una cabellera profusa, gruesa y rebelde como tormenta. Ya pinta canas, generosa y alegremente.
Sus brazos son breves y sus piernas un tanto recortadas, pero sirven para lo que fueron creadas. Camina bien, incluso corre de vez en vez, y aunque las escaleras le representan cierta dificultad, aun las acomete sin piedad. Dicen que sus brazos abrazan bien, también. Baila y dicen que no lo hace mal, tampoco.
Sus manos, rechonchas y breves, son creativas e imaginativas. Los dedos son una maravilla. Toman bien la pluma, mejor la fuente, y teclean esta pantalla con suave determinacion, como cuando acarician aquella capa capilar del capullo en capilla. Hay quien dice que tiene buena letra.
Me gusta comunicarme con él. En este tiempo he aprendido qué le gusta y qué le disgusta. Con toda oportunidad y claridad me alerta cuando algo anda mal, haciendo que me duela, como si fuera un recuerdo vano. Sé que un día me advertirá sobre un mal definitivo. Espero entonces entenderle bien para preparar una buena cena de despedida. Sé lo que le gusta y con gusto se lo prepararía.
Es un amigo leal. Lo he visto someterse a jornadas demenciales y responder como los grandes. Nunca se queja, bueno no mucho. Cuando la exigencia es extrema, suelo llevarlo después a caminar o a correr. Mejor si es en el campo, muy de mañana. Le gusta sentirse y sudar. Luego, un buen baño de vapor. Pocas cosas le reconfortan tanto.
Yo le estoy muy agradecido, pues aquí metido en él me ha permitido asomarme al mundo. No sé cuantos sentidos tendrá, pero deben ser muchos. Su conexión vital es un sinfonía en policromía. Gracias a él ahora entiendo mejor lo que sé. Una vez me lo dijo: "yo no creo en lo que veo, ni creo en lo que toco; yo sólo creo en lo que siento", y yo le creí. Entonces nos hicimos los amigos entrañables que ahora somos.
A mí me gusta él y me gusta que le guste el tuyo, y creo que a tí también. Les he observado pasársela bien y disfrutar, mientras tu y yo conversamos; nos comunicamos, nos creemos, creamos, recreamos.
Yo lo quiero mucho y le estoy muy agradecido. Por ello le cuido y le procuro. Sé también que es mi pasaporte para estar aquí: para venir a verte, a sentirte, a creerte. Por eso, de vez en vez me acurruco en su interior y le escribo un poema. Un día él me los recitará. Lo sé de cierto, no lo supongo.
(Dormingo alegórico para leerse como fue escrito: cómodamente dispuesto y escuchando a Coldplay con su alegórica "Viva la Vida". Publicado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 26 de septiembre de 2011)
domingo, septiembre 18, 2011
Señora (dormingo)
Estoy en la central de autobuses. En la cafetería. Vengo de una comida maravillosa en un restaurante maravilloso. Tengo más de cuarenta años. A mi lado llega una familia. Cenan. Con ellos una señora de más de ochenta. Come unas quesadillas y toma un café; $25 pesos su cuenta. Mucho menos de la mitad que nuestra propina al mesero.
Arrugas, delantal, canas, su maltrecha dentadura no le permite morder bien. Come con ansia. Yo reposo la comilona. Pinche circunstancia desigual.
Su rostro tiene las marcas insolentes de la historia de un país indolente: rico, con un pueblo pobre. “Absurda estupidez”, se lee en las marcadas líneas de expresión de su rostro. “Maldita corrupción nacional”, leo yo y un nudo en la garganta me recuerda el coraje e indignación de la vergüenza.
Recorro con pena y asombro la desolada geografía su imagen. Esta señora se parece a mi país. Y veo su mirada y descubro la desolación del abandono. Sus manos son ásperas y con ellas acaricia, con ternura inagotada e inagotable, el cabello crispado de su nieto. Me estremezco. Mujer que parió y alimentó hombres, llega al final del camino con el delantal puesto.. y con hambre. Me convenzo.
Ella lleva canas, yo ya también. Ella está cansada, yo no. Tampoco resignado. Ya no.
Lento, aturdido, me levanto y me despido. Voy a mi autobús, al camino. Voy a mi ruta: del amor de hombre, al amor de padre. En el sendero, el amor por el país que me recordó esa señora.
Llevo corundas. Celebraremos el Día de la Independencia Nacional; “El Grito”.
Y yo me grito, nos grito y te grito: ¿qué clase de país es éste, que abandona a sus ancianos?. ¿Por qué, dónde nos extraviamos y terminamos por ser un país que no moderó la opulencia ni la indigencia, que no respeta a sus mayores, que lastima a sus hijos, que maltrata a sus mujeres?
Esos no eran los Sentimientos de la Nación.
(Dormingo para ser leído como fue escrito: indignado y escuchando “Tierra Mestiza” del Maestro Gerardo Tamez, interpretada por Los Folkloristas. Maravilla. Publicado en la edición impresa de Cambio de Michoacán el 18 de septiembre de 2011)
Arrugas, delantal, canas, su maltrecha dentadura no le permite morder bien. Come con ansia. Yo reposo la comilona. Pinche circunstancia desigual.
Su rostro tiene las marcas insolentes de la historia de un país indolente: rico, con un pueblo pobre. “Absurda estupidez”, se lee en las marcadas líneas de expresión de su rostro. “Maldita corrupción nacional”, leo yo y un nudo en la garganta me recuerda el coraje e indignación de la vergüenza.
Recorro con pena y asombro la desolada geografía su imagen. Esta señora se parece a mi país. Y veo su mirada y descubro la desolación del abandono. Sus manos son ásperas y con ellas acaricia, con ternura inagotada e inagotable, el cabello crispado de su nieto. Me estremezco. Mujer que parió y alimentó hombres, llega al final del camino con el delantal puesto.. y con hambre. Me convenzo.
Ella lleva canas, yo ya también. Ella está cansada, yo no. Tampoco resignado. Ya no.
Lento, aturdido, me levanto y me despido. Voy a mi autobús, al camino. Voy a mi ruta: del amor de hombre, al amor de padre. En el sendero, el amor por el país que me recordó esa señora.
Llevo corundas. Celebraremos el Día de la Independencia Nacional; “El Grito”.
Y yo me grito, nos grito y te grito: ¿qué clase de país es éste, que abandona a sus ancianos?. ¿Por qué, dónde nos extraviamos y terminamos por ser un país que no moderó la opulencia ni la indigencia, que no respeta a sus mayores, que lastima a sus hijos, que maltrata a sus mujeres?
Esos no eran los Sentimientos de la Nación.
(Dormingo para ser leído como fue escrito: indignado y escuchando “Tierra Mestiza” del Maestro Gerardo Tamez, interpretada por Los Folkloristas. Maravilla. Publicado en la edición impresa de Cambio de Michoacán el 18 de septiembre de 2011)
sábado, septiembre 03, 2011
Suda
Suda. Obtén el premio para la carne que se esfuerza. Camina sobre los latidos de tu corazón, siente cómo se expande mientras te estiras. Esfuérzate, te fortalecerá. Suda, suda rico.
Vete y vente. Lánzate como lanza, pero no como lanza vana, sin rumbo, sino como lanza que se guarda de noche dentro del hogar de la doncella; como lanza de Quijote en la venta, junto al pozo, en pos de Dulcinea, la primera noche, la primigenia. Regresa, pero no por el sendero que un día el Poeta dijo que nunca se habría de volver a pisar. Lánzate y regresa, una y otra vez, hasta que el cansancio se vuelva regocijo; como aquella vez en que el cantante cantó: “no sé tu, pero yo…”. Camina, corre, muévete; canta y roza y habita el Nirvana de tu naturaleza corpórea, hecha éxtasis de andador.
Fija tu mirada en el horizonte. Es tu meta. Esfuérzate. Pasarás ese umbral de lumbre donde el cuerpo desfallece y el ánima lo impulsa. Pasado ese momento, la eternidad. Los engranes de tus extremidades se habrán sublimado en exhalaciones e inhalaciones rítmicas. Sólo en dos ocasiones más podrás conocer el encanto de conectarte con el universo y tu inverso a través de exhalaciones e inhalaciones rítmicas, pero entonces necesitarás conectarte con otro cuerpo que te acuerpe, con su ánima que te anime.
Ejercítate, te hará bien. Excítate. Tu alma se sentirá mejor en ese cuerpo excitado que mejor se amolda a su silueta hecha de no de carne y huesos, sino de sensaciones varias; hecha a tu imagen y semejanza.
Suda, suda rico. Registra cómo el verdadero sabor del placer verdadero tiene un tono salado, más que dulce. Sábelo, disfrútalo. Es rico saberlo. Ejercítate y sábelo; y si te ejercitan, disfrútalo… y suda… y si le haces sudar, consagra la meta.
(Dormingo para publicarse en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 4 de septiembre de 2011 y ser leído como se inspiró: corriendo en la caminadora y escuchando –a todo volumen- al enloquecido de Eminem con su enloquecedora “Sing for the moment”, con todo y su cover a la locura de “Dream On” de Aerosmith, que yo también locamente pensé era de Led Zeppelin. Para el loco spring final: “Paranoid” de Black Sabbath, obvio. Coman frutas y verduras… y tomen mezcal)
Vete y vente. Lánzate como lanza, pero no como lanza vana, sin rumbo, sino como lanza que se guarda de noche dentro del hogar de la doncella; como lanza de Quijote en la venta, junto al pozo, en pos de Dulcinea, la primera noche, la primigenia. Regresa, pero no por el sendero que un día el Poeta dijo que nunca se habría de volver a pisar. Lánzate y regresa, una y otra vez, hasta que el cansancio se vuelva regocijo; como aquella vez en que el cantante cantó: “no sé tu, pero yo…”. Camina, corre, muévete; canta y roza y habita el Nirvana de tu naturaleza corpórea, hecha éxtasis de andador.
Fija tu mirada en el horizonte. Es tu meta. Esfuérzate. Pasarás ese umbral de lumbre donde el cuerpo desfallece y el ánima lo impulsa. Pasado ese momento, la eternidad. Los engranes de tus extremidades se habrán sublimado en exhalaciones e inhalaciones rítmicas. Sólo en dos ocasiones más podrás conocer el encanto de conectarte con el universo y tu inverso a través de exhalaciones e inhalaciones rítmicas, pero entonces necesitarás conectarte con otro cuerpo que te acuerpe, con su ánima que te anime.
Ejercítate, te hará bien. Excítate. Tu alma se sentirá mejor en ese cuerpo excitado que mejor se amolda a su silueta hecha de no de carne y huesos, sino de sensaciones varias; hecha a tu imagen y semejanza.
Suda, suda rico. Registra cómo el verdadero sabor del placer verdadero tiene un tono salado, más que dulce. Sábelo, disfrútalo. Es rico saberlo. Ejercítate y sábelo; y si te ejercitan, disfrútalo… y suda… y si le haces sudar, consagra la meta.
(Dormingo para publicarse en la versión impresa de Cambio de Michoacán del 4 de septiembre de 2011 y ser leído como se inspiró: corriendo en la caminadora y escuchando –a todo volumen- al enloquecido de Eminem con su enloquecedora “Sing for the moment”, con todo y su cover a la locura de “Dream On” de Aerosmith, que yo también locamente pensé era de Led Zeppelin. Para el loco spring final: “Paranoid” de Black Sabbath, obvio. Coman frutas y verduras… y tomen mezcal)
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